Tras sacarse a dos rivales de encima la medialuna y ponerla de zurda
contra un palo para decretar el 4-0 de Barcelona sobre Valladolid,se señaló el apellido de su
camiseta con los pulgares,
miró a la platea, pasó entre cientos de fotógrafos y se abrazó con su
familia para festejar una nueva obra maestra. Ese tanto no sólo
significó el póker de su equipo, sino otro récord para su propia
vitrina. De paso, logró el bicampeonato con el elenco catalán.