Tras sacarse a dos rivales de encima la medialuna y ponerla de zurda
contra un palo para decretar el 4-0 de Barcelona sobre Valladolid,se señaló el apellido de su
camiseta con los pulgares,
miró a la platea, pasó entre cientos de fotógrafos y se abrazó con su
familia para festejar una nueva obra maestra. Ese tanto no sólo
significó el póker de su equipo, sino otro récord para su propia
vitrina. De paso, logró el bicampeonato con el elenco catalán.
Ese es Lionel Messi, quien nunca pasa desapercibido. La fiesta
blaugrana comenzó con un tanto de Luis Prieto en contra, a los 27
minutos del primer tiempo, y
siguió con un derechazo de Pedro para decretar el segundo, a los 31.
Estaba liquidado, el título de Liga era otra vez del mejor equipo del
mundo. Pero faltaban las frutillas: a los 16 del complemento, la Pulga
empujó a la red una asistencia de Touré para el tercero y a los 30, el
delantero argentino sentenció las acciones.
El rosarino jugó un partido bárbaro, terminó con 34 gritos en el
certamen
local -alcanzó al
brasileño Ronaldo como máximo artillero en una Liga- y 47 en la
temporada. De esta manera, se adjudicó el Botín de Oro con mucha ventaja
sobre sus perseguidores, su compatriota Gonzalo Higuaín (27) y el
portugués Cristiano Ronaldo (26). Por su parte, Barcelona llegó a 99
puntos y sumó otro registro para los libros.