Con la pesadilla con final feliz de Chapín aún en la mente, el Barça
saltó al estadio de Riazor con su once de gala, en el que la novedad
era el regreso del dúo atacante de lujo formado por Messi e
Ibrahimovic. A diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los
partidos, no hubo minutos de tanteo y los de Guardiola salieron a por
el partido desde el saque inicial.
Sabedores de que el Deportivo
de la Coruña no era empresa fácil –había logrado catorce puntos de
dieciocho posibles- los jugadores del Barça se dedicaron a asfixiar
inteligentemente a los gallegos en todas sus líneas y rápidamente se
hicieron con la posesión del balón.
Con Iniesta más retrasado en
el césped, Messi era el jugador más desequilibrante en la delantera y
enseguida se vio que tenía ganas de ‘fiesta’, dejando entrever lo que
posteriormente llegaría. A los seis minutos sirvió un excepcional pase
a Henry que el galo no llegó a rematar y un minuto después la tuvo en
un rechace a tiro de Xavi.
Ocho minutos más tarde un centro de
Alves llegó a los pies de ‘Ibra’ pero su disparo lo atrapó atento
Aranzubia. El gol no llegaba pero el juego del Barça era ese que tanto
nos maravilla desde hace más de un año, ese toma y daca que hace que
los rivales parezcan más pequeños y que permite plantarse en el área
rival sin que éste pueda parpadear.
A los veinte minutos, los
hombres de Lotina no pasaban del centro del campo, el poderío blaugrana
era tal, que parecía que el encuentro tuviera lugar en el Camp Nou. Leo
Messi se revolvió como sólo él sabe hacerlo y volvió a poner a prueba
las manos de Aranzubia con un tiro eléctrico que el meta vasco despejó
a corner. Fue el último aviso ya que en el 26 perforó las redes de
Riazor con un zambombazo marca de la casa al palo cambiado desde fuera
del área. El argentino marcaba el 0-1 poniendo fin a una sequía
goleadora a domicilio en Liga en que duraba desde el 22 de septiembre
cuando el equipo goleó al Racing en Santander.
A partir de ahí,
el Barça pudo ampliar su cuenta pero Ibrahimovic no estuvo fino en dos
jugadas en las que hizo lo más difícil en el control pero estuvo lento
en la definición. Pese a que sólo había un equipo en el campo, el
Deportivo logró el empate en una jugada aislada y bastante
desafortunada para el Barça. Aranzubia sacó de puerta y Busquets
asistió involuntariamente a Adrián, que sólo ante Valdés, puso el 1-1
en el 38’. Fue un pequeño mazazo que recordó a lo ocurrido ante Osasuna
y Athletic de Bilbao en jornadas anteriores.
Lejos de venirse
abajo, el Barça buscó irse con ventaja al descanso, cosa que pudo
lograr en el 43’ si Messi no hubiese fallado una clara ocasión que
desperdició tirando al muñeco.
AUTOBÚS BLANQUIZUL
La
segunda parte comenzó con un Barça igual de voluntarioso que en la
primera mitad, la diferencia era que el Depor, no sólo no pasaba del
medio campo sino que se dedicó a vivir replegado en su área, intentando
mantener el empate.
El partido entró en una fase algo
aburrida. Los de Guardiola tocaban y tocaban pero no llegaban a generar
verdadero peligro ya que los jugadores deportivistas impedían cualquier
acercamiento. El Barça no encontraba el gol, Henry estaba ofuscado,
Ibrahimovic, fallón y Messi no era el de la primera parte. Quizá por
eso Pep decidió echar mano del revulsivo canario del Barça. Corría el
minuto 70 cuando el técnico blaugrana sacó del campo a Henry para dar
entrada a un Pedro que hizo más en cinco minutos que el francés en todo
el partido.
Doce minutos llevaba el tinerfeño en el campo cuando
se sacó un centro que fue a parar a la cabeza de Messi, que como ya
hiciera en Roma, remató a las mallas para marcar el segundo gol culé.
El argentino fue el protagonista del partido y volvió a ejercer como
líder indiscutible del mejor equipo de Europa y en unos meses,
posiblemente del Mundo. Pero la alegría no cabó ahí.
En la
siguiente jugada de ataque, el Barça sentenció el partido por medio de
‘Ibra’, que fusiló a Aranzubia tras recibir un pase de Eric Abidal. De
esta forma, el sueco se convertía en ‘Pichichi’ del campeonato con diez
dianas.