Ni regalos, ni alegría, ni felicidad, ni nada. La afición azulgrana
acabó la noche de Reyes con un mal humor como hace tiempo que no se
recordaba en el Camp Nou. Y todo por obra y gracia de un colegiado:
Pérez Burrull, que si hizo alguna carta a sus Majestades de Oriente, se
merecería carbón. Su arbitraje acabó de desquiciar a un Barça que, las
cosas como son, anda muy justo de fuerzas en este inicio del 2010. Y
ello sin quitar méritos tampoco al Sevilla, que a pesar de contar con
una decena de bajas, rindió a un gran nivel.
La noche, fría y
lluviosa, empezó y acabó con sorpresas. La agradable, sin duda, fue la
titularidad de Gabriel Milito. Más que una excelente noticia, un
auténtico regalo para todos los culés. El argentino reaparecía por
primera vez en partido oficial desde que se lesionó gravemente la
rodilla hace ya dos años. La afición azulgrana, entusiasmada, coreó su
nombre incluso antes de empezar. El mejor 'fichaje' de invierno está en
casa. Su rendimiento, a pesar de la lógica falta de ritmo de
competición -ya la adquirirá con el tiempo- fue impecable. Aunque, por
desgracia, el arbitraje y el resultado final deslucieran la fiesta.
Milito
fue el protagonista del revolucionario once presentado por Pep
Guardiola. El entrenador barcelonista reservó a sus 'intocables' y dejó
a los pesos pesados en el banquillo. A todos, excepto a tres: Dani
Alves, Andrés Iniesta y Leo Messi. La apuesta, por desgracia, no
funcionó. El '10' del Barça volvió a ser, de largo, el mejor. Pero sus
'slaloms', internadas y remates no fueron suficientes para desarbolar a
un sólido y duro Sevilla.
Leo, frenado a patadas
Sólo
a base de faltas supo el conjunto andaluz frenar al mejor futbolista
del mundo. Y en ello tuvo mucho que ver la permisividad de Pérez
Burrull. El cántabro estuvo horroroso, peor aún que su colega González
Vázquez el pasado sábado en la Liga, y perdonó la amarilla a Romaric y
Navarro pese a sus repetidos agarrones y patadas a Messi en la primera
mitad.
Leo pudo haber adelantado al Barça antes del descanso:
en el 9', obligó a lucirse a Palop con un potente disparo desde la
frontal. Y en el 22', estrelló en la cruceta un prodigioso disparo sin
ángulo desde la línea de fondo. Si llega a marcar, hubiera sido el
golazo de la Copa. El Sevilla, por su parte, sólo inquietó a Pinto con
un disparo de falta de Romaric...
Una de las notas positivas del
choque para los azulgranas fue la buena labor del canterano Thiago
Alcántara. El joven mediocentro, hijo del mítico Mazinho, jugó como si
llevara toda la vida en el primer equipo. Un futbolista técnico, pero
también fuerte y potente, que apunta muy alto.
Arbitraje desquiciante
El
Barça dominaba, y Guardiola decidió dar entrada a Ibrahimovic en la
segunda mitad para romper el 0-0. Pero quien desequilibró la balanza no
fue el sueco, sino Pérez Burrull. El cántabro pasó por alto un dudoso
penalty de Komko a Zlatan en el 58', y en la acción inmediatamente
posterior, Capel marcó el 0-1. El delantero andaluz culminó libre de
marca en el área una asistencia de Renato tras una gran internada de
Perotti por la izquierda (59'). Chygrynskiy y Maxwell no estuvieron
acertados en el marcaje...
Lo que vino después fue surrealista.
En el 70', el árbitro anuló un gol legal a 'Ibra' por una inexistente
falta en ataque a Konko. El sueco remachó a la red un centro-chut de
Bojan, pero el gol, incomprensiblemente, no subió al marcador.
Por
fortuna, Pérez Burrull no encontró motivos para anular, tres minutos
después, el 1-1. Obra, cómo no, de Ibrahimovic. El sueco culimnió de
forma magistral un contragolpe yéndose por velocidad desde el centro
del campo tras un pase largo de Márquez, y tras driblar a Palop, marcó
a puerta vacía (1-1, 73').
La alegría en el Camp Nou duró menos
que un caramelo a la puerta de un colegio, porque instantes después, el
colegiado señaló un más que dudoso penalty de Chygrynskiy a Capel. Y
fue más que dudoso porque el agarrón del ucraniano al andaluz se
inició... antes de que Capel se internara por el lateral del área. Un
error más del colegiado, que debió pitar la falta fuera, y que Negredo
no desaprovechó, pues convirtió la pena máxima en el 1-2 definitivo
(75').
De esta manera se complicó el Barça el pase a los cuartos
de final de la Copa del Rey. El miércoles que viene tocará remontar en
el Sánchez Pizjuán...