Messi fue uno de los más aclamados ayer en Palafrugell, donde los
aficionados disfrutaron, aunque fuera en un entrenamiento, de su fútbol.Messi fue uno de los nombres más coreados ayer en Palafrugell. Es el
indiscutible número uno del mundo y eso es algo que va asociado a la
popularidad. Antes que nada es, sin embargo, futbolista. Y su talento
le ha permitido liderar en lo futbolístico al Barça, hexacampeón.
Lo
saben los aficionados que ayer se acercaron a ver al equipo de
Guardiola y lo sabe el propio técnico, que no pierde detalle de las
evoluciones de todos sus jugadores. Uno de ellos es el ‘10’ blaugrana.
Pep se llevó a cenar a Ibrahimovic para calmar su ansiedad de cara al
gol y abrazó ayer a Messi. Ambos gestos van encaminados hacia el mismo
destino, cuidar a sus estrellas. La que más brilla es la del argentino,
así que también hay cuidar que siga haciéndolo. No fue un abrazo de
cara a la galería, sino la manera de hacerle ver a Leo que su
entrenador está encima suyo y de que le agradece que siga siendo el
mismo jugador y la misma persona que un día tuvo la oportunidad de
jugar en el Barça. El internacional argentino tiene un Mundial por
delante y, mientras otros jugadores sólo están pendientes de su viaje a
Sudáfrica, él sigue dándolo todo en su club, sin tener en cuenta nada
más que no sea seguir ganando títulos con el hexacampeón. Tiene un
lugar asegurado en la selección albiceleste, pero ello no significa que
deba dosificarse. Ayer podía ser un día para ello, ante tanta gente y
en una sesión preparatoria que por sus características podía servir a
más de uno para relajarse. Nada de ello ocurrió. Ni lo hizo Leo ni lo
hizo nadie. Todos se entrenaron con la misma intensidad y al mismo
ritmo que lo hacen durante los entrenamientos a puerta cerrada. El
calentamiento dio paso a los rondos y, más tarde, llegaron los
ejercicios de conservación. El partido y los estiramientos dieron por
acabada la sesión. Hoy volverán a entrenarse en la Ciutat Esportiva
Joan Gamper y, aunque cambie, la programación, no habrá ninguna
diferencia respecto a la actitud que ayer mostraron los futbolistas
blaugrana. Pep Guardiola seguirá atento a todo lo que pase por la mente
de todos ellos y, si es necesario, volverá a darle un abrazo a Messi
para que sienta que sigue siendo el número uno gracias, sobre todo, a
su fútbol y su humildad.