Dar un salto de calidad siendo
Leo Messi era casi una utopía que el crack del Barça convirtió en un
objetivo real durante la temporada pasada. Sus 38 goles fueron la
aportación matemática que apoyó una magia no cuantificable para el
equipo 'ganalotodo'. Si una competición ejemplificó ese salto de
calidad, ese más difícil todavía del genio azulgrana, fue su concurso
en la pasada edición de la Champions League. Messi firmó en la Copa de
Europa 2008-2009 la mitad de los goles que ha marcado en este torneo en
las seis ediciones en que ha participado. En un año fueron nueve, para
un total de 18.
Con esa cifra, inaudita para alguien que no es un delantero centro
que vive única y exclusivamente de su puntería, Messi acabó la
Champions League como 'pichichi' de la pasada temporada continental y
coronó su impecable aportación con uno de los dos goles que le dieron
al Barça el título de campeón en Roma ante el Manchester United. Para
Messi, ganar la Champions League-2009 se había convertido en un
objetivo especialmente atractivo, porque en su fuero interno nunca
sintió como propio el título del 2006, pese a que fue básico hasta su
lesión en cuartos de final ante el Chelsea.
Si en sus primeras campañas se le recriminó cierta falta de gol,
Messi ya se ha encargado de zanjar cualquier debate al respecto. Y lo
ha hecho a lo grande. Con 22 años suma ya 18 goles en 35 partidos en
toda su trayectoria en la Copa de Europa, lo que significa que cada dos
partidos hay una cosa segura: gol de Messi