Aunque el FC Barcelona manda en la Liga y el pasado martes dio un
primer paso para avanzar a los cuartos de final de la Champions League,
Josep Guardiola no puede prescindir de Leo Messi. El equipo ha entrado
en un momento de la temporada en el que no puede sacar el pie del
acelerador y necesita de todos sus buques insignia para seguir arriba.
Por esta razón el técnico de Santpedor está ‘exprimiendo’ al máximo al
crack argentino, que desde la llegada del catalán al banquillo nunca le
había exigido tanto. Y otro tanto sucede con más cracks.
Diez
son los partidos que la ‘Pulga’ lleva jugados de forma consecutiva. No
intervino en el primero de 2010, ante el Villarreal, por encontrarse
todavía de vacaciones, pero a partir de ahí lo ha jugado absolutamente
todo: diez de diez, 900 minutos más los correspondientes tiempos de
añadido...
Sevilla (Copa), Tenerife, Sevilla (Copa), Sevilla,
Valladolid, Sporting, Getafe, Atlético, Racing y Stuttgart es la serie
que lleva el argentino a cuestas, la más exigente desde que Guardiola
llegara a la dirección técnica del equipo barcelonista.
Esta
temporada había jugado también diez partidos de forma consecutiva,
desde el Getafe-Barça al Barça-Zaragoza, aunque en el primero fue
suplente (jugó 32 minutos) y en el Racing-Barça fue sustituido en el
minuto 63. Después del Barça-Zaragoza, al llegar la Copa, el mister le
dio descanso ante la Cultural Leonesa, como se lo dio también en el
partido de vuelta. Jugó luego ante el Athletic y volvió a parar contra
el Inter (estuvo en el banquillo). Guardiola siguió alternando sus
presencias en el equipo con titularidades y suplencias hasta que se
perdió el partido del Espanyol por lesión. Llegó a tiempo para jugar el
Mundial de Clubs y luego le llegaron unas merecidas vacaciones que
alargó hasta el día del Barça-Villarreal. A partir de ahí, a piñón.
El
talento de Messi, capaz de decidir un partido con cualquiera de las
acciones que tiene en su exclusivo catálogo, ha hecho que Pep no pueda
prescindir de él, aunque el técnico busca el momento para que frene.
El
jugador, de momento, no está acusando el esfuerzo, aunque está claro
que no podrá seguir esta marcha... El calendario, sin embargo, tampoco
invita a prescindir del jugador, aunque deberá empezar en el banquillo
en algún compromiso y puede que lo haga en el Camp Nou. Se quedaría en
el banquillo y si su presencia no fuera necesaria, no intervendría,
como sucedió en el Barça-Inter (2-0) de la Champions debido a que el
equipo encarriló el duelo en la primera media hora de partido.
Las
circunstancias fueron otras la pasada temporada. Leo, como máximo,
estuvo a pleno rendimiento a lo largo de seis partidos, precisamente
los más decisivos del curso: Valencia, Chelsea, Real Madrid, Chelsea,
Villarreal (jugó 89 minutos) y Athletic. Ya con la Liga ganada, pudo
tener descanso ante el Mallorca y Osasuna para poder preparar
concienzudamente la final de la Champions League ante el Manchester
United.
Con anterioridad, Messi había encadenado, como mucho,
cuatro partidos consecutivos jugando todos los minutos. Esta temporada,
sin embargo, no se han dado las condiciones para dosificar al
argentino, que pese a la marcha que lleva en 2010 está manteniendo un
elevado nivel de juego.