A Leo lo que es de Leo. Y no
porque se lo hayan regalado sino porque se lo ha ganado a pulso en el
césped haciendo lo que más sabe y le gusta: impartir lecciones de
fútbol con un balón en los pies. Messi recogerá hoy el FIFA World Player en las narices de Cristiano Ronaldo poniendo un inmejorable broche a un año 2009 para la historia. El argentino, que hace dos años calcó contra el Getafe el
golazo de Diego Armando Maradona a Inglaterra en el Mundial de
México'86, es ya el mejor futbolista del planeta, el que siempre da la
cara y el que nunca falla en las grandes ocasiones.
Insaciable y con una ambición sin límites a sus 22 años, ya
advirtió, embriagado por la euforia en la fiesta de celebración de la
Champions en el Camp Nou, que "el año que viene vamos a seguir y lo
vamos a ganar todo, lo vamos a festejar todo otra vez". Messi venía ya
de conquistar el único triplete de un club español en toda la historia
en un mágico mes de mayo de 2009. Como hiciera en su día con Maradona y
Ronaldinho, el Santiago Bernabéu aplaudió al número uno tras marcar dos goles y bailar al Real Madrid de Juande Ramos en el memorable 2-6
del 2 de mayo. Sólo once días después, marcó y fue el mejor en la final
de Copa contra el Athletic en el aperitivo de su golazo de cabeza a
Edwin van der Sar en la finalísima de la Champions League en Roma. Era
su noveno tanto, certificando su condición de máximo artillero del
torneo y amarrando el 'MVP' que recogió en Mónaco la víspera de regalar
la gloria a Pedro en la Supercopa de Europa con una asistencia
magistral. Una semana antes ya había levantado al Camp Nou con su
golazo al Athletic en la Supercopa española siguiendo en la línea de la
pasada campaña.
Ganar el Balón de Oro
con la mayor diferencia de la historia no se ha traducido en el
conformismo del rosarino. Leo lleva ya 16 tantos entre todas las
competiciones, es el 'pichichi' azulgrana y empezará el año 2010 con
todas las opciones intactas para volver a cantar el "Copa, Liga y
Champions". Aunque el Inter cayó sin el '10' ni Ibrahimovic, en el
Mundial de Clubs volvió a quedar más que claro que la
'Messidependencia' existe y que no hay por qué rasgarse las vestiduras
por ello. Aunque se aburra viendo fútbol por televisión porque a él
sólo le gusta jugar, el barcelonismo debe felicitarse por disfrutar de
un futbolista que reúne todos los ingredientes para ser equiparado a
los más grandes del balón. Para ello, deberá tocar la gloria en algún
Mundial. El de Suráfrica está a medio año vista pero antes aún tiene
mucho que hacer por y para el Barça. Con el crack 10, las Nueve Copas
no son una utopía