Barcelona rindió, acaso, la prueba que le faltaba: exhibió caracter y
fútbol en el Santiago Bernabéu y humilló una vez más en los últimos
tiempos a su más acérrimo rival, el Real Madrid. Esta vez no hubo
goleada, pero fue un 2-0 tan inobjetable como que el los catalanes son
hoy por hoy los líderes indiscutidos del fútbol mundial.
Tras un comienzo muy luchado, los dirigidos por Guardiola empezaron a
dominar las acciones y lograron desnivelar a los 33 minutos de la
primera parte, cuando Lionel Messi apareció como un rayo en el área
rival para controlar un delicioso pase de Xabi y sentenciar la
resistencia de Casillas. La Pulga, que atraviesa el momento más
espectacular de su carrera, volvía a ser decisivo.
El Real, que tuvo como titulares a Ezequiel Garay, Fernando Gago y
Gonzalo Higuaín, nunca tuvo el dominio del juego y tras la desventaja se
descontroló, adelantó sus líneas y se expuso a las réplicas azulgranas.
Barcelona se tomó un tiempo, pero liquidó el juego bastante antes del
cierre, a los 10 del complemento, cuando Pedro, el único compañero de
ataque de Messi, recibió otro muy buen pase de Xabi para definir con
categoría. De ahí al final fue un monólogo de los catalanes que vovieron
a sacar pecho en Madrid y tienen la Liga a alcance de la mano.