Hoy en Liga ante el Athletic,
el martes frente al Inter en la Champions o el domingo 29 en el clásico
con el Real Madrid. Tres partidos de lujo para que Leo Messi alcance los 50 goles –lleva 49– de la etapa 'Pep Team'. La pasada temporada, la primera de Guardiola en
el banquillo y la del histórico triplete, el delantero azulgrana batió
su plusmarca goleadora con 38 tantos y en esta segunda del técnico
catalán en el Camp Nou lleva idéntico promedio (11). Una cifra casi
redonda construida a base de muchas historias singulares sin
desperdicio. Un paisaje de goles históricos, decisivos, eléctricos o
estimulantes que han hecho de Leo el mejor jugador del mundo.
El estilo descaradamente ofensivo que practica el actual Barça ha revolucionado todas las virtudes atacantes de Messi.
Con mayor libertad de movimientos, el argentino disfruta más sobre el
campo y eso se traduce en goles, éxitos y una complicidad con sus
compañeros insuperable. En este año y medio con Pep Guardiola
ha visto más portería que en las cuatro temporadas anteriores (42). Y
lo más sorprendente es que siempre que marca el equipo acaba sacando
tajada. Es de una rentabilidad extraordinaria. Sólo en una ocasión en
37 encuentros no sirvió para nada. Fue en el Vicente Calderón (4-3)
cuando, con todo a favor, el Barça dejó que el Atlético de Madrid le
remontara un partido que tenía ganado. Pero tener a Messi en el campo
es un privilegio. La misma afición atlética exteriorizó su admiración y
le ovacionó en un partido de Copa 2008-09 que acabó con un soberbio
'hat trick' del argentino, el único de esta etapa. En otros diez
partidos logró un doblete.
La videoteca goleadora de este periodo ofrece actuaciones brillantes
en momentos claves. Su aparición milagrosa ante el Shakhtar, su recital
en Sevilla, aquel zambombazo en Pamplona en los instantes finales o el
gol 5.000 en Santander, uno de sus estadios predilectos, son ya
imborrables. Pero lo que perdurará en la memoria colectivadel
aficionado azulgrana será el doblete que le endosó al Bayern en la
Champions League en un partido memorable, otro al Real Madrid en el
mismísimo Santiago Bernabéu en la goleada del siglo, el tanto en la
final de Copa ante el Athletic de Bilbao o el majestuoso e interminable
salto en el cielo romano que valió un título de Champions League ante
el Manchester United.
Tantos de todos los estilos. Con la cabeza, con el empeine, de
fuerte disparo, alguno de falta, aunque lo que predomina sobre todo es
esa galopada sorteando jugadores en diagonal hasta rematar la faena con
un chut seco y cruzado. Todo ello, y por supuesto los cinco títulos
logrados a lo largo de este 2009, le ha valido el reconocimiento
mundial. Nadie duda de que se llevará el "Balón de Oro". Cuando se lo
den, lo botará para marcar otro. Es así. Seguro