Que un ‘crack’ mundial -el mejor jugador del mundo ni más ni menos-
acabe el partido de Copa del pasado miércoles llorando
desconsoladamente dentro del vestuario dice mucho a su favor. Primero
porque es una demostración palpable de su compromiso total con la
institución y segundo porque refleja abiertamente su mentalidad
ganadora.
Leo Messi no pudo reprimir sus lágrimas cuando se
consumó la eliminación del Barcelona en la competición de Copa. Daba
igual que fuera un título que para muchos es menor -siempre se prioriza
la Liga y la Champions en una temporada- y que se cayera con honores ya
que se ganó 0-1 en el Sánchez Pizjuán realizando una segunda parte
simplemente memorable. El argentino no pudo aguantar más y su rabia
desembocó en unas desconsoladas lágrimas que los compañeros intentaron
poner remedio animándole.
Pep Guardiola fue uno de los que
consoló al delantero. El técnico pudo comprobar de primera mano que
tiene entre sus manos a un auténtico ‘crack’, que no quiere perder ni a
las canicas. Da igual que lo haya ganado todo, tanto a nivel colectivo
como individual -de hecho su única espina es el Mundial-, Messi no pudo
reprimir su decepción por caer eliminado en un título. El jugador
además se autoinculpaba de la eliminación porque había tenido varias
oportunidades clarísimas que no había podido consumar, sobre todo por
la extraordinaria actuación del meta Palop. Guardiola se encargó de
hacerle ver que aquí no había ningún culpable y si había que señalar a
alguien era a él mismo por no haber sabido llevarlos hacia la
clasificación.
Pero no sólo Messi mostró abiertamente su
desconsuelo tras la eliminación ante el Sevilla en los octavos de final
de Copa sino que muchos blaugrana en el vestuario demostraron su enfado
de una u otra forma. Alguno le dio por dar patadas a las banquetas y a
otros por arrojar al suelo la nevera portátil donde están las bebidas
isotónicas.
Los gritos y lamentos traspasaban las paredes del
vestuario visitante y llegaban casi hasta el césped del Sánchez
Pizjuán. La rabia por la eliminación era unánime y más de uno no pudo
reprimir su enorme disgusto, sobre todo porque se habían dejado la
piel, tal como reza uno de los ‘slogans’ del equipo esta temporada.
En
todo caso, todas estas reacciones le han servido a Guardiola para
comprobar que cuenta con una plantilla totalmente comprometida a su
proyecto y que tiene a un grupo ganador entre sus manos. Por eso su
confianza con el vestuario es total a la hora de encarar la Liga y la
Champions.