Andrés Iniesta volvió a jugar
de titular 125 días después de la final de la Champions League en Roma,
un título que él encarriló con un pase a Eto'o que el camerunés
convirtió en el 1-0. En el primer partido del campeón en el Camp Nou en
la citada competición reapareció el de Fuentealbilla en el once inicial
para repetir la historia: asistencia en profundidad a Messi que no
llega a cortar Magrao y el argentino se inventa el resto para marcar el
1-0 en un partido con el liderato del grupo en juego.
Volvió la magia de Iniesta, aunque Guardiola, protector como un
padre del centrocampista, sólo concedió 45 minutos de feliz reencuentro
con una afición que le idolatra. "No nos podemos permitir perder a
Andrés otra vez", repite el técnico un día sí y otro también, pidiendo
paciencia a los seguidores que tienen sed de Iniesta, al propio
protagonista que está loco por jugar más e incluso a sí mismo porque en
el planeta futbolístico nadie admira tanto a Iniesta como Guardiola, ex
jugador, entrenador y, por encima de todo, un apasionado del balón.
Pero la lesión muscular que sufrió fue grave y es obligatorio extremar
todas las precauciones.
Andrés se quedó en el vestuario en el descanso siguiendo el plan de
incorporación progresiva al equipo. Hasta entonces dejó su sello no
sólo en la asistencia del 1-0 de Messi, sino en varias acciones en las
que confirmó que poco a poco va recuperando la confianza y las mejores
sensaciones. Partiendo desde la izquierda conecta con todos y ayuda a
distraer la atención sobre Xavi, que juega más liberado. El egarense
dio ayer un recital. Y si Xavi distribuye, que se prepare el rival
porque lee a la perfección los movimientos de Ibrahimovic y Messi.
Lo del argentino ya no tiene nombre. Los calificativos se acabaron
hace mucho tiempo, se sospecha que la Real Academia de la Lengua
Española está estudiando nuevos adjetivos que se adapten al mejor
jugador del mundo, al indiscutible Balón de Oro y FIFAWorld Player 2009.
Messi, que fue el Pichichi de la pasada Champions League con nueve
goles, se estrenó ayer en la actual edición con una jugada marca de la
casa que sólo afeó Shovkovskiy al tocar el balón antes de que entrara.
El guardameta impidió que la noche de Leo fuese épica al detenerle
otras ocasiones en las que rompió con su velocidad y sus regates a
todos. Cuesta seguirle hasta con la vista desde la grada.
Y eso que comenzó revolucionado, impaciente porque sabe que está en
un momento tan dulce de juego que tiene que aprovecharlo. Se asoció con
Iniesta, su química futbolística con Xavi es total y cada día se
compenetra mejor con Ibrahimovic. Ayer se abrazaron por el esfuerzo
conjunto mientras Pedro celebraba el 2-0. Estos dos cracks sí van de la
mano