Con 13 años, Leo Messi
aterrizó en Barcelona forzado por su genética, la misma que nueve años
después le ha catapultado a ganar el Balón de Oro y ser reconocido por
unanimidad como el número 1 del mundo. Un problema con su hormona de
crecimiento -por entonces no pasaba de los 140 cms-, le obligó a cruzar
el Atlántico para probar suerte en el Barça. Rechazado por River Plate,
que se negó a pagarle el costoso tratamiento médico, Messi encontró la
solución a su problema en el club azulgrana. A Charly Rexach, por
entonces asesor del presidente Gaspart, le bastaron dos minutos para
ficharlo. Firmó su primer contrato en una servilleta de papel.
El despegue
La progresión de Messi en el Barça fue meteórica aunque en los dos
primeros años lo pasó mal. No sólo por haber dejado atrás su Rosario
natal, sino porque sufrió una grave lesión de tobillo primero y en el
curso siguiente unos problemas con el tránsfer le obligaron a ver la
mayoría de partidos en la grada.
Superados esos obstáculos, la temporada 2002/03 fue clave en el
despegue de Messi hacia el primer equipo. Aquel año, junto a nombres
como Cesc o Piqué, Messi lo ganó todo con el Cadete A y anotó 37 goles
en 30 partidos.
A partir de ahí, y tras exhibirse en cada uno de los encuentros que
disputaba, Messi fue ascendiendo por todos los equipos del fútbol base
-en ocasiones incluso bajó a categorías inferiores porque la edad se lo
permitía para sentenciar títulos o salvar al equipo de alguna situación
comprometida-, Frank Rijkaard le dio la alternativa oficial en el
primer equipo. El 16 de octubre de 2004 Leo Messi debutaba en Primera
frente al Espanyol en el estadio de Montjuïc. Once meses antes el
técnico holandés ya le había dado la oportunidad de estrenarse en un
amistoso ante el Oporto en Portugal.
Después de alternar el primer equipo con el filial en la temporada
20004-05 y tras conseguir el Mundial Sub'20 en Holanda, Messi
reivindicó su calidaden el Gamper del 2005 frente a la Juve, donde
recibió los elogios de Capello, al tiempo que desbarató cualquier
posibilidad de que el Barça lo cediera. De hecho, el club se apresuró a
revisarle el contrato para evitar tentaciones.
El año del doblete es de sonrisas y lágrimas. Alterna la titularidad
con Giuly pero sufre su primera lesión seria que le impide jugar la
final de la Champions de París. Luego llegaría el gol al Getafe a lo
Maradona, su primera exhibición ante el Real con un 'hat-trick', el oro
olímpico, el 2-6 del Bernabéu, su gol en la final de Copa, una diana
decisiva en Roma, el triplete y el sueño que siempre persiguió: que su
inseparable balón se convirtiera en oro y la 'Pulga' pasara a ser el
más grande del mundo.