Argentina ha descubierto a
Messi. Lo sufre. Lo siente cerca y lejos. Ha visto lo grande que esta
'pulga' nacida en Rosario puede hacer con esa calidad inmensa.
Argentina descubre que es mejor tener a Messi en tu equipo que en el
rival, que tienen la inmensa fortuna de que Leo es argentino, que el
'10' más grande del mundo defenderá la camiseta de la albiceleste en el
Mundial, arropado por la 'Brujita' Verón, su hermano, su amigo.
Argentina ha entendido por fin que no puede maltratar más a Leo, que
tienen que mimarlo, como el Barça, porque cojeando es el más grande,
porque trabaja en la playa en arena y aunque le duele el tobillo
aguanta no un partido sino dos, porque una prórroga cuando te duele el
alma se hace eterna.
Argentina sufre el gol de Messi porque se lo marca a un equipo con
historia, a esos animales que humillaron a aquel gran Manchester. Hasta
Maradona fue a despedir al Estudiantes cuando dejó Argentina. Leo marca
un golazo y los que tanto han dudado de él en su propio país no sabían
si gritar el gol o ponerse a llorar.
Leo deja de celebrar cuando acaba el partido para consolar uno a uno
a los jugadores de Estudiantes. Antes lo ha hecho Carles Puyol, que es
un capitán de verdad, generoso y auténtico. Leo se abraza a la
'Brujita' Verón. Es cierto, la 'Bruja' sabe hasta qué calzoncillos usa
Leo. Se adoran, comparten habitación cuando les dejan. La 'Bruja' sabía
lo que podía hacer Messi, por eso provocó que le enseñasen una
cartulina amarilla en la primera parte por si podían librarse de él.
Pero no, siguió en el campo, enchufadísimo.
El recuerdo de la abuela Celia
Celia llora y se abraza a sus hijos Matías, Rodrigo y Marisol. Llora
porque recuerda a su madre que también se llamaba Celia, a la que Leo
dedica cada uno de sus goles. Esta vez el instante se hizo más largo.
Llevó los brazos al cielo y se lo dedicó, porque le dejaba jugar en el
comedor de su casa, porque le preparaba la milanesa a lanapolitana como
a él le gustaba, porque le dijo siempre que sería un gran futbolista,
el más grande. Porque era especial. Muy especial.
Papá Jorge, a hombros
Jorge Messi sale del estadio y es una auténtica locura. Todos
quieren una foto con el padre de la criatura. "¡¡¡Mi hijo ha marcado
con el corazón!!!", dice entusiasmado. La locura es tan grande, tan
colectiva, que lo suben en hombros y casi lo mantean. Y Jorge está
emocionado, mucho más que feliz, extasiado. Los árabes piensan que es
Leo, que se ha cambiado ya y está a punto de marcharse a celebrarlo al
hotel. Se lo tienen que llevar los amigos del RACC porque sino se lo
comen. ¡Qué bonito!
Celia dejará de sufrir cada vez que en Argentina hablan mal de su
hijo. Porque esta victoria tiene un peso especial porque Leo ha
derrotado al mejor equipo de su país, a jugadores a los que quiere, a
los que respeta, a muchos de ellos los ama, como a la 'Brujita' Verón,
pero ha ganado, ha ganado Leo, con un golazo en el minuto 110, después
de un partido en el que en casa, en su Argentina, nadie recordaba que
el tobillo le dolía, muchísimo.
Jorge Messi por fin toca el suelo. "Con el corazón, ¿viste? Lo marcó
con el corazón". Sí, con el escudo, el escudo del Barça. Jorge no
llora. Quizá lo haga en la intimidad. Sólo tiene ganas de abrazar a su
hijo. Como Celia. Y pasar la noche abrazado a él