Messi es un tipo agradecido.
Guardiola le deja irse a ganar el oro olímpico con la selección
argentina a Pekín y Leo se deja la piel todo el año para devolver el
favor en forma de triplete, encadenando exhibiciones futbolísticas y
goleadoras. Ahora vuelve a suceder algo parecido. El técnico no le
fuerza para que juegue la primera jornada de Liga el próximo lunes, le
permite incorporarse a las órdenes de Maradona sin chantajes
emocionales y el '10', que vuelve a sentirse en deuda, responde con un
golazo y un tanto de penalti que deciden la Supercopa española. Y se
sospecha que tiene tantas ganas de conquistar la Supercopa europea para
quedar 'en paz' con Guardiola que ya puede prepararse Chygrynskiy si el
viernes todavía no ha abandonado la disciplina de Shakhtar Donetsk para
vestir de una vez por todas de azulgrana.
El argentino, que no había jugado en la ida en San Mamés por
precaución, conectó bien durante todo el partido con su nuevo socio,
Ibrahimovic. Messi buscó al sueco con insistencia, conocedor de que
necesita el máximo apoyo en plena fase de adaptación. Le encontró en el
minuto 38, cuando leyó el desmarque de Ibra en la espalda de Xabi
Etxebarria y le puso el balón en el pecho. El resto fue una acción para
enmarcar del '9': gran control y acrobático remate de volea que Iraizoz
desvió a córner sumándose al espectáculo para desgracia del sueco.
Dicen que una de las cosas de Ibra que enamoran a Pep es su juego de
espaldas a portería. En el minuto 49 justificó su fama al recibir un
servicio de Xavi y habilitar de primeras a Messi, que en ese momento
decidió sentenciar la Supercopa. Un regate a Ustaritz y un remate con
la derecha picado y cruzado sobre la salida de Gorka significó el 1-0.
La asistencia hay que apuntársela a Ibrahimovic. Ya hay química.
Messi también marcó el 2-0 de penalti, un gol que pudo ser del sueco
no sólo porque por en el Estadi había la sensación de que Ibra podría
lanzarlo para estrenarse como realizador, sino porque Velasco Carballo
pitó la falta sin dar la ley de ventaja y sin darse cuenta de que el
'9' ya había empujado el balón a la red y estaba celebrando el tanto.
Leo lo tiró porque era una final y hay que empezar a dejar claro quién
es el lanzador oficial. Ibra, eso sí, ya probó en una falta lejana, uno
de sus puntos fuertes. Sus goles llegarán