Zlatan Ibrahimovic es el nombre que acapara el verano barcelonista. El
fichaje del delantero sueco ha acaparado la mayoría de portadas de
diarios, de horas de radio y de imágenes de televisión de las últimas
semanas. Todo ello podría llevar a más de uno a pensar que el Barça
tiene un nuevo rey, pero lo cierto es que el orden jerárquico en el
Barcelona no ha cambiado respecto a la última campaña. Ibrahimovic se
apunta como nuevo crack y un refuerzo de superlujo para el equipo
tricampeón, pero en el Barça, la estrella absoluta sigue siendo Leo
Messi, que nadie se lleve a engaño.
Que Messi es el número uno
es una cuestión que quedará confirmada en primera instancia a finales
de agosto cuando en la gala de la UEFA de Mónaco nombren al ’10 ‘
blaugrana como el mejor jugador de la pasada edición de la Champions
League y en segunda instancia cuando a final de año el argentino gane
el Balón de Oro, el FIFA World Placer y todos los premios de resumen
del año que acabará. Nadie puede competir con el curso del argentino,
que superó a todos sus rivales en el cara a cara.
No obstante,
el Barça quiere hacer sentir bien a su estrella y quiere que el
reconocimiento a Messi vaya más allá de los premios individuales. Por
ese motivo, el Barça cumplirá su palabra de mejorar el contrato de
Messi, que a pesar de la llegada de Ibrahimovic, seguirá siendo el
jugador que más cobra de la plantilla.
Esta manera de actuar no
responde a la improvisación ni a las urgencias que puedan generarse por
el hecho de que Ibrahimovic llegara al Barça con el honor de ser el
jugador mejor pagado del mundo mientras estuvo a sueldo del Inter de
Milán de Massimo Moratti. Esta manera de actuar responde a la filosofía
del secretario técnico del club blaugrana, Txiki Begiristain, quien
siempre ha defendido que “el precio por tener al mejor jugador del
mundo es el de mejorarle cada año el sueldo”. Sin duda, sale más barato
este sistema que el de comprar cada año en el mercado al número uno.
Y
es que Messi, hoy por hoy no tiene precio, excepto para un equipo, el
Barça, que sabe que mejorando año a año su ficha le mantiene ajeno a
los cantos de sirenas de jeques, corporaciones inglesas y seres
superiores.
A Messi, de hecho, le han arreglado el contrato tantas
veces como años lleva en el primer equipo del Barça. Nunca han dudado
de su compromiso y nunca ha hecho falta que el jugador lo pidiera. El
club siempre ha reaccionado antes.
Esta actuación redundará en
una ampliación de su cláusula de resciusión. Hasta ahora, Messi marcaba
con 150 millones el tope de las cláusulas de rescisión en la plantilla
del Barça. La llegada de Ibrahimovic, sin embargo, marcó un nuevo tope
y el club tasó su libertad en 250 millones de euros.
Ahora,
aprovechando la estancia de Jorge Messi, padre y representante de Leo
en los Estados Unidos, donde acudió para cerrar unos temas comerciales
referentes a su hijo, Txiki, Laporta y Sanllehí han sentado las bases
del nuevo contrrato que unirá a ‘la pulga’ con el club blaugrana.
El
contrato no se cerrará ni se rubricará hasta que todas las partes se
encuentren en Barcelona una vez acabado el periplo del club por USA y
que el jugador regrese de Moscú donde debe de jugar el día 10 con la
selección albiceleste ante Rusia. Entonces será el momento de hacer de
Messi el jugador mejor pagado del equipo y con una cláusula de
rescisión de 300 millones de euros.