Lionel Messi acaba de cerrar la mejor temporada de su carrera
profesional. Tras una tripleta histórica con el Barcelona y un nivel
futbolístico superlativo, que lo puso como gran candidato a recibir el
premio al mejor jugador del mundo, el rosarino terminó con la
satisfacción de haber concluido una temporada y media sin lesiones. Su
fortaleza física ha generado tanto reconocimiento en su país que el
cuerpo técnico de Maradona está encantado por la metodología de trabajo
blaugrana y por el seguimiento permanente que recibe el crack desde
hace más de un año.
Los números son contundentes y auspiciosos
de cara al inicio del año previo a la Copa del Mundo de Sudáfrica.
Durante la temporada 2007-08, Lionel disputó 40 partidos oficiales con
el primer equipo entre las tres competiciones en las que participó. Sin
embargo, el año que acaba de finalizar reflejó que el futbolista tuvo
más participación en el campo de juego (disputó 51 partidos con el
Barcelona) y mejoró notablemente todos sus registros: jugó más en Liga
(31 presencias sobre las 28 de hace dos años), más en Champions League
(12 partidos sobre las 9 de la temporada anterior) y casi triplicó su
estadía en la Copa del Rey (8 ahora contra apenas 3 juegos en la
temporada 07-08). Semejante continuidad le demandó más minutos en campo
(4.089 minutos bien sudados), con óptimos resultados: 38 goles (31
Liga, 12 Champions y 8 en Copa) y 10 asistencias (5 Liga, 4 Champions y
1 en Copa). Un Messi bestial que extendió sus estadísticas en el
Barcelona a 80 goles en 161 partidos oficiales desde su debut.
Pero
el desgaste físico de Lionel no incluye sólo su campaña como blaugrana.
A sus 51 partidos en el Barça se le agregan otros 8 con la selección
albiceleste: 7 por Eliminatorias y un amistoso contra Francia en el
inicio del ciclo maradoniano. Su participación en la selección
argentina incluyó cuatro viajes de Europa a Sudamérica y dos vuelos
hasta la altura (para los compromisos en La Paz frente a Bolivia y en
Quito ante Ecuador). Ante este marco, en la AFA se preguntaron cuál fue
la clave para que un jugador con tantas presencias haya tenido un
rendimiento de altísimo nivel y sin sufrir ni una lesión. Y la
respuesta la encontraron en distintos factores. En primer lugar, en que
Messi pudo hacer una pretemporada en mejores condiciones. Es decir,
completó la primera fase del stage con el primer equipo en Escocia y
luego se marchó a los Juegos Olímpicos para conquistar la medalla de
oro. Y luego, en la supervisión al detalle de Juanjo Brau del estado
físico de Lionel, tanto para calibrar su desgaste después de los viajes
con la selección como para desarrollar durante la temporada oficial una
rutina diaria de trabajos. Messi ha encontrado en el fisio del
Barcelona una persona en quien confiar: se siente cuidado, entendido, y
sobre todo, tranquilo por verse con un pilar en donde apoyarse en los
momentos más delicados. Esa calma lo ha potenciado a lo largo de toda
la temporada.
Otro dato no menor fue la comunicación fluida que
hubo entre Brau y el cuerpo técnico de la selección, con reuniones
permanentes que se llevaron a cabo ante la presencia de los médicos y
del entrenador del equipo albiceleste. El trabajo en conjunto, en este
caso, no hizo más que potenciar el buen rendimiento físico y
futbolístico de Messi, quien lo ganó todo siendo protagonista y llega
de la mejor manera al inicio de una de las temporadas más importantes
de su vida: la que finalizará con la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010.