Leo Messi y Cristiano Ronaldo ya han coincidido las dos últimas
temporadas en la gala del trofeo FIFA World Player. En la última,
especialmente, Leo lo pasó mal cuando vio cómo el portugués se llevaba
el oro y la gloria como mejor jugador del 2008. Para entonces -enero de
2009- la anacronía que supone premiar al mejor de la temporada 2007-08
tan tarde, Messi ya lideraba el Barça de Guardiola y se había
convertido, de hecho, en el mejor del mundo. Si no lo eligieron fue
porque con el Barça no había ganado nada aquel verano. Pero Leo
convirtió su cabreo en motivación, se prometió a sí mismo que en la
siguiente sería Cristiano Ronaldo el que tendría que felicitarle y
quedarse, con la plata, en el segundo escalón del podio. Con la Liga,
la Copa, la Champions -competición en la que acabó 'Pichichi'- y el Oro
de los JJ.OO. de Beijing ya nadie le podrá arrebar el título de mejor
futbolista del 2009. Leo se propuso alcanzar el 'número uno',
comprendiendo lo importante que sería la ayuda del equipo y decidió
confiar plenamente en Guardiola para guiarle también en esta batalla.
CR7 ya le felicitó en Roma y tendrá que hacerlo otra vez en enero