Alves, Márquez, Iniesta, Henry, Milito y Jorquera padecen diferentes
lesiones. Valdés, Touré, Piqué, Puyol, Xavi, Sergio, Messi y Etoo están
en la reserva, como los vinos que se guardan para las grandes
ocasiones, porque una final de la Champions lo es. Este Barcelona, el
que hoy recibirá a Osasuna en un ambiente de jolgorio, ya campeón de
Copa y Liga, dispuesto a recibir el trofeo, presenta el rostro de quien
asiste a una fiesta por compromiso. Salpicado hasta el límite
reglamentario por chicos del filial -debe tener un mínimo de siete con
ficha del primer equipo-, sólo será reconocible si Pep Guardiola accede
a la petición de Etoo, que lucha por el Pichichi y la Bota de Oro, y de
Messi, que no aguanta más de una semana sin jugar a la pelota.
Desde 2002.
Osasuna agradece la fijación del Barça por la final de Roma. El
equipo de José Antonio Camacho ya no depende de sí mismo y se juega
evitar el descenso matemático, para cerrar la Liga en casa ante el Real
Madrid. Ganar hoy en el Camp Nou sería vital para los navarros, y su
parroquia no entendería que no lo hicieran, dadas las facilidades del
rival. Osasuna lo hizo el 27 de enero de 2002 (0-1, con gol de
Alfredo), tras lo cual sólo sumó dos empates hasta hoy.
Camacho podrá contar finalmente con Monreal y Masoud, recuperados de
sus dolencias. El técnico presentará dos novedades: Miguel Flaño, que
contra el Sevilla estuvo sancionado, por Sergio, expulsado el sábado, y
Monreal por Javier Flaño.
Antes y después, la fiesta será blaugrana.