A Messi lo que es de Messi. El
domingo pasado, ante el Villarreal, dio la sensación de estar
dosificándose, como si esperara el día de su primera final de Copa con
el Barça. El barcelonismo también confiaba en su papel decisivo contra
el Athletic y Leo respondió a lo grande, como el indiscutible número 1
que es y el futbolista que nunca se esconde, que asume
responsabilidades y ejecuta a cualquier rival con una superioridad
inalcanzable. Verle con el balón en los pies es sinónimo de deleite
para los amantes del fútbol sean cuales sean los colores de su corazón.
Era tal el gozo que destilaba el rostro de Messi que ni Guardiola se
plegó a las súplicas de los casi 20.000 'culés' que rogaron su
sustitución temiendo que siguiera a Andrés Iniesta de camino a la
enfermería. Roma está muy cerca y más vale prevenir que curar. Pero Pep
prefirió que Messi, que siguió jugándose el físico, disfrutara más.
"Por todo lo que nos ha dado esta temporada, merecía acabar el partido.
Estos partidos son los suyos, quiere ser el protagonista", dijo el
técnico después de que Leo llegara a la descomunal cifra de 37 goles en
lo que va de curso y se quedara a uno de los 7 del 'pichichi' copero
Luis Fabiano.
En la historia del club, sólo Ronaldo (44 en la 96-97), Mariano
Martín (42 en la 42-43) y Ladislao Kubala (39 en la 51-52) metieron más
tantos en una campaña. Rivaldo logró 36 en la 2000-2001 y Eto'o lleva
ahora 33 y está a uno de los 34 de hace tres años.
Ahora todo el barcelonismo lo tiene claro. Si hace falta, que no
juegue ningún minuto más hasta que el reloj marque las 20.45 h. del
miércoles 27 de mayo. Será su final de Champions, su duelo con
Cristiano Ronaldo para dejar claro a todo el planeta el relevo en el
trono del fútbol mundial. Kaká (10 goles) y el portugués (8) fueron los
últimos 'pichichis' de la Champions y conquistaron el título. Nadie
puede superar ya el registro de Leo (8) pero ese honor no vale nada sin
la Copa de Europa