Acción, acción y acción. No
hay tiempo para la reflexión ni para el descanso ni para entretenerse
en valorar la última jornada de Liga. La Champions está aquí y no viene
de cualquier manera. Esta noche se dirime en el Camp Nou la ida de las
semifinales de la máxima competición continental, la más prestigiosa,
la reservada a los grandes, a los mejores. El torneo donde quería estar
el Madrid pero donde no puede porque el Liverpool, otro grande de
verdad, lo facturó con un 5-0 global inapelable. Hasta semifinales sólo
llegan los elegidos y este Barça lo es. Opta al triplete, un reto de
una ambición desproporcionada si no fuera porque sus jugadores se
empeñan partido tras partido en hacerlo creíble. Hoy toca Champions. La
Liga no existe hasta mañana. Pep Guardiola así lo ha decidido y
obedecerle parece lo más razonable y saludable. Pensar en el clásico
desviaría a equipo y afición de su más inmediato objetivo: superar al
Chelsea en el primer asalto y despejar el camino hacia la final de
Roma. Eso es lo que toca hoy. Por eso el Camp Nou se llenará.
Barça y Chelsea son dos gigantes de la historia reciente del fútbol
europeo. Los azulgrana tienen un estilo inconfundible que Guardiola ha
sublimado con exhibiciones incrustadas ya en la memoria colectiva. Es
un técnico novato pero se maneja con la sabiduría de un anciano. Acaba
de estrenarse y ya puede ganar la Champions. En el otro bando estará
Hiddink, un entrenador lúcido; experto por edad y conocimientos. Tiene
ya una Champions pero aspira a darle la primera al Chelsea, un club con
hambre. Y más desde que Terry resbalara en la tanda de penaltis de la
última final.
En ambas alineaciones habrá jugadores únicos. Por parte azulgrana
Messi e Iniesta. Por parte 'blue' Lampard y Drogba. Por las botas de
estos cuatro fenómenos pasará seguramente el desenlace del partido de
hoy y el de la eliminatoria.
Guardiola dice afrontar con alegría el momento crucial que está
viviendo, la horadel todo o nada. Todo lo jugado, que ha sido
muchísimo, servirá de poco si no se levantan títulos pero, llegados a
este punto, mejor mirar con ilusión el futuro que con temor.
Que haya confianza en las propias fuerzas no significa que el
desparrame vivido contra el Bayern (4-0) se pueda repetir. El Chelsea
llega en forma y habrá revisado el vídeo del Valencia-Barça. Tratará de
interrumpir el juego, de cortar la circulación rápida de balón y de
embarullar el partido forzando el cuerpo a cuerpo, apartado en el que
los ingleses son ganadores. Pero si Iniesta, Messi y Xavi la mueven a
toda castaña y si el Barça es capaz de ensanchar el campo, un resultado
ventajoso para ir con un poco de tranquilidad a Londres es posible.
El 'once' de Guardiola será el de las grandes ocasiones. Con Puyol
en el lateral izquierdo, Touré marcando la línea en el mediocentro y el
trío con más pólvora de Europa arriba. Con ellos y un Camp Nou a
reventar casi todo puede pasar
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