Tras la impresionante
temporada de Leo Messi se esconde un plus de generosidad y de auténtico
crack que acaso esté pasando desapercibido. Leo ya lleva marcados, con
el de Getafe, la friolera de 20 goles fuera de casa, una cifra
probablemente única en la historia de la Liga, donde las macrocifras de
los artilleros y de los mejores Pichichi se suelen basar en la mayor
comodidad del factor campo a favor. Si Messi hubiera anotado los mismos
goles en el Camp Nou, donde sólo lleva 13, acumularía un escalofriante
'score' de 40. Aún así, con 33, es el pequeño gran goleador del
tridente, superando a Eto'o (31) y Henry (22).
Pero lo
mejor subyace en la explicación de unos números maravillosos,
alcanzados gracias al compromiso de Leo con su sueño de ser el
protagonista de una temporada histórica. A veces da la impresión de no
conformarse con asegurar el Balón de Oro y el FIFA World Player de
2009, parece que quiere que Cristiano Ronaldo le haga el 'pasillo'
cuando se lo den la próxima temporada.
Ambiciona los tres títulos
Porque
no se trata sólo de goles, sino de grandes victorias, esas que dan
títulos. Ahí están por ejemplo su gol (1-2) en el último minuto del
Espanyol-Barça, el tercero en el Osasuna-B (2-3) para remontar el 2-1,
los dos goles de oro anotados, espectaculares ambos, en el Sevilla-B
(0-3), el recital que ofreció en Donetsk, donde saltó al campo con 1-0
y le dio la vuelta al partido en cuestión de minutos. Una hazaña
parecida consiguió en la clasificación para la final dela Copa del Rey
en Mallorca, cuando el equipo perdía 1-0 y se había quedado en
inferioridad numérica. Pinto salvó un penalti y Leo, que inicialmente
estaba en el banquillo, apareció para anotar el empate pero sobre todo
para estabilizar el partido y decidir la eliminatoria. Messi ha puesto
de manifiesto que ambiciona los tres títulos y que es capaz de ejercer
de crack con todas las consecuencias, es decir, sobre todo cuando los
partidos se tuerceny las cosas se ponen feas para el equipo. Incluso en
el Camp Nou, donde deja el protagonismo para los demás, busca los goles
salvadores como el 1-1 ante el Racing y el 1-1 ante el Basilea en
partidos que se habían complicado demasiado. Más distante queda su
antológico 'hat trick' del Calderón, de donde salió ovacionado, y más
reciente su recital ante el Bayern en casa, donde quiso dejar
encarrilados los cuartos de final por la vía rápida marcando el 1-0 y
el 3-0. Y encima sólo lanza la mitad de los penaltis