Ha llegado el momento de Leo Messi. El crack del FC Barcelona es la
gran esperanza de la afición para que el trabajo realizado desde la
pretemporada hasta ahora tenga la continuidad necesaria y pueda
culminar en forma de títulos. En plural, porque el cuadro barcelonista
vive en las tres competiciones (Liga, Copa y Champions) y aspira a
todos ellos. En el primero es líder, con 7 puntos de ventaja sobre su
perseguidor, en el segundo está a paso y medio de ser finalista y, en
el tercero, dio el pasado martes una importante zancada para avanzar a
los cuartos de final.
No es que el Barça tenga que encomendarse
a la figura argentina para sobrevivir en todos ellos, pero ésta debe
ser una pieza fundamental para que el equipo no baje la guardia después
de no haber ganado los tres últimos partidos (Betis y Espanyol en Liga
y Olympique de Lyon, en Champions League).
Messi, que mañana
será centenario en Primera División, debe volver a recuperar su
poderosa luz, brillar con más intensidad que nunca, y guiar al Barça
hacia el camino de los triunfos, camino que conoce a la perfección,
pues en la presente temporada ha transitado por él durante mucho tiempo
(el 75% del empleado en competición oficial).
La ‘Pulga’, que ya
dejó su sello en el Vicente Calderón el día de Reyes en partido de
Copa, regalando tres goles a la afición barcelonista (1-3), debe volver
tras sus pasos para que las dudas no vayan a más después de haber visto
cómo el Real Madrid, en dos jornadas, se ha acercado cinco puntos al
conjunto catalán.
El partido, sin embargo, estará marcado por el
resultado que se dé esta noche en Montjuïc entre el Espanyol y el Real
Madrid. Un triunfo blanquiazul rebajaría la tensión barcelonista,
mientras que una victoria blanca la aumentaría y de qué manera, pues el
Barça saltaría al Calderón con una ventaja de cuatro puntos...
AYUDA MUTUA
El
Barça necesita a Messi al cien por cien, sin reservas. A ese Messi
imprevisible, desequilibrante, espontáneo y repentino. Ese Messi que
aparece en el momento más inesperado para quemar el césped a su paso,
dejar sentados a un par de rivales y definir con un disparo directo a
la red o una asistencia al compañero. Ese es el Messi que debe
recuperar el Barça ante el Atlético de Madrid y los próximos partidos.
Lo
que está claro es que Guardiola jugará la carta del argentino ahora que
vienen curvas y el equipo necesita respuestas y argumentos para no
salirse de la ruta. Los partidos importantes, con gente importante. Esa
es la teoría del técnico, que ha llegado al actual momento del curso
después de dosificar a la plantilla concienzudamente.
Messi,
pues, tendrá el mando en los próximos compromisos del equipo,
compromisos que servirán para calibrar las fuerzas del grupo de ahora
en adelante, cuando las cosas empiezan a ponerse ‘calientes’.
El
técnico de Santpedor confía en el argentino y dejará que éste lidere al
equipo. Tendrá libertad absoluta de movimientos. Y será el encargado de
ejecutar las penas máximas, en caso de que las haya. Guardiola quiere a
Messi al cien por cien, ‘enchufado’ los noventa minutos de partido. Le
quiere participativo. Activo.
No es el momento, pues, de
reservar a nadie. Y menos a la estrella del equipo en el que debe ser
su partido número 100 en Liga. Messi ha llegado a esta cifra en su
quinto año como barcelonista y con unos números impresionantes: ha
ganado, de momento, el 71,7 de los partidos jugados y sólo ha perdido
el 13,1. Ha jugado 6.668 minutos, a una media de 67,35 por encuentro.
Ha marcado 47 goles. Su promedio es de casi medio tanto por partido,
concretamente 0,47.
El único descanso que podría tener el
argentino en las próximas citas del equipo sería en el Ono Estadi de
Palma de Mallorca, donde el miércoles el Barça jugará la semifinal,
vuelta, de la Copa. La ventaja del duelo de ida (2-0) podría dejar al
argentino en el banquillo, a la espera de entrar o no dependiendo del
resultado. En el resto de choques no se prescindirá de su concurso.
Leo,
que debutó el 16 de octubre del 2004 con el Barça en Liga, en Montjuïc,
con triunfo barcelonista sobre el Espanyol, espera volver a ganar en el
partido 100 en Primera. Han pasado casi cuatro años y medio, pero el
triunfo ha sido una constante en él desde entonces.