Es la Champions de Leo Messi, tiene que serlo. Llega el momento de
la verdad para el Barça, el momento de despejar las dudas generadas por
un mal día ante el Espanyol, hoy por hoy desproporcionadas e injustas.
No hay base objetiva para alimentar unos miedos que no merece asumir un
equipo que ha echado un único borrón tras ir de matrícula de honor en
matrícula de honor. Por eso es tan importante que el Barça retome esta
noche en Lyon la dinámica del éxito precisamente en el torneo más
grande de todos, el más universal, la vieja Copa de Europa. Es el
torneo de los cracks, de los mejores. Y el mejor juega en el Barça y se
llama Messi.
Rodeado de otros muchos futbolistas que también sienten la
obligación de corroborar su prestigio en el gran escenario, Messi está
ante su auténtica oportunidad de acabar con los últimos rescoldos del
debate sobre quién es el número 1. Hoy, frente al heptacampeón francés,
empieza de verdad la carrera por muchas cosas: por el próximo Balón de
Oro, por el FIFA World Player y, sobre todo, por ser el rey de Europa,
que es como decir rey del mundo. Es la ida de los octavos de final de
la Champions, donde debe salir en todo su esplendor el talento de los
Xavi, Henry, Eto'o, Alves y Messi. Si hay que ponerle nombre a la Copa
de Europa del Barça de 2006 habrá quien se quede con el de Ronaldinho,
con el de Eto'o, con el de Valdés o quizás con el de Rijkaard. Pero
Xavi, que en la temporada del doblete Liga-Champions se pasó medio año
lesionado, y Messi, que igualmente lastimado no pudo jugar ni las
semifinales ni la final de aquel año, quieren para sí otra Copa de las
orejas que puedan sentir de verdad como propia.
Además, los tres partidos que llegan son estratégicos para el Barça
de Pep Guardiola en las tres competiciones. Encarrilar hoy el pase a
cuartos ante el Lyon de Karim Benzema sería un golpe de efecto para
afrontar el domingo la visita al Atlético en la Liga y a la espera de
que el Barça confirme el miércoles de la semana próxima en Mallorca su
presencia en la final de la Copa del Rey.