
Dios le ha dado un don natural y con la ayuda del FC Barcelona, juntos,
lo ha aprovechado para convertirse en el mejor jugador del mundo.
Detrás del fenómeno Leo Messi hay muchísimos años de trabajo y
dedicación y un concienzudo plan físico y médico para hacer posible que
un chico que con 13 años tenía una edad ósea de un niño de 11, presente
hoy un físico privilegiado y dotado para la práctica deportiva. Muchas
han sido las personas que han intervenido en este largo periodo,
algunas de las cuales ya no están en la entidad.
Desde el primer
día que llegó al FC Barcelona, en marzo de 2001, Messi ha sido mimado y
cuidado por el club a todos los niveles, conscientes de que tenían en
sus manos un diamante que había que pulir. Fueron los doctores Ardévol
y Albanell los que realizaron el primer informe a raíz de unas
radiografías, analítica, pruebas antropométricas y de esfuerzo. Se
complementaron con un estudio endocrino que puso de manifiesto un
cierto retraso de crecimiento. Un especialista contratado por el Barça
aconsejó disminuir paulatinamente el consumo de la hormona que el chico
estaba aplicándose en Argentina. Con una alimentación equilibrada y un
trabajo físico adecuado, el muchacho alcanzaría la altura que
genéticamente le correspondería.
En otoño de 2001, Leo Messi
entró a formar parte del ‘Programa Individualizado de la Condición
Física’ impulsado por el entonces jefe médico del club, el doctor Josep
Borrell. El comité de seguimiento estaba formado por Paco Seirul.lo
como preparador físico, Casimiro Javierre como fisiólogo y Jordi
Sambola como experto en medicina deportiva. El objetivo era, según reza
en el documento al que ha tenido acceso SPORT, “mejorar la condición
física de algunos deportistas del fútbol base con buenas condiciones
técnicas pero que podrían ver mediatizado su futuro rendimiento
deportivo por unas características morfofuncionales no favorables”.
Junto a Messi participaron en este programa Gerard Piqué, y Víctor
Vázquez , que también han llegado al primer equipo, además de Marc
Valiente.
Leo llegó al Barça con 13 años midiendo 1,48
centímetros y pesando 39 kilogramos. Tres años después, el tiempo que
pasó desde que jugó en el Infantil B de Rodolfo Borrell al Cadete A de
Álex García, pasó a medir 1,64 y pesar 62 kilos. Un cambio espectacular
que puso de manifiesto que todos los programas aplicados habían surtido
el efecto perseguido.
Sin embargo, debido a la especial
morfología de Leo, músculo corto y compacto, fortalecido por evolución
natural y también por las horas pasadas en el gimnasio, entró a formar
parte de la peligrosa espiral de lesiones musculares. Además se añadió
un factor de riesgo: Messi jugó y entrenó en una sola temporada con
cinco equipos diferentes. Los entrenadores del Juvenil B, Juvenil A,
Barça C (Tercera División), Barça B (Segunda B) e incluso del primer
equipo, lo tuvieron bajo sus órdenes. En ese periodo fue cuando Juanjo
Brau apareció en su vida. Para evitarle que pasara de un preparador
físico a otro, él se encargó de su puesta a punto.
La unión
entre ambos se hizo tan estrecha y fuerte que cuando Leo cayó lesionado
de gravedad bajo las órdenes de Frank Rijkaard, fue Brau quien siempre
se ocupó de su rehabilitación.
Dos roturas de fibras en los
isquiotibiales y una rotura ósea del quinto metatarsiano del pie
izquierdo le permitieron a Juanjo pasar muchos meses con Leo. Un tiempo
que aprovechó no sólo para recuperarle, sobre todo para reequilibrar su
cuerpo muscularmente hablando. Juntos hicieron un intenso entrenamiento
para fortalecer el tren superior: brazos, dorsales, lumbares y grupo
abdominal.
Cuando en marzo de 2008 Leo tuvo una rotura en el
tercio proximal del biceps femoral hubo una cumbre en el FC Barcelona:
entrenador, secretario técnico, vicepresidente deportivo, jefe de los
servicios médicos, responsable de la preparación física y recuperadores
para atajar el problema.
Entre todos diseñaron un plan, apoyados
en muchos parámetros científicos, para reducir a la mínima expresión el
riesgo de lesiones. El plan de prevención (control de la fatiga
muscular, estiramientos antes y después de entrenamientos y partidos,
valores anímicos y de stress aportados por la máquina ‘omega wave’,
horas de descanso, alimentación...) está funcionando.
A todo
ello ha ayudado el cambio metabólico de Leo Messi y, sobre todo, su
madurez evolutiva. Psicológicamente hablando es un hombre sereno,
consciente del rol que ocupa en el Barça y en el mundo del fútbol. La
tranquilidad que experimenta a la hora de enfrentarse a los retos
diarios permiten que prácticamente no sepa lo que es el stress y, por
tanto, está menos predispuesto a lesionarse.
Messi es, hoy en
día, el futbolista más explosivo del Barça (antes lo era Giuly) y sería
el más rápido de la plantilla en una carrera de 50 metros lisos.
Seguramente, si se pudiera medir la velocidad de disparo,
comprobaríamos con sorpresa que también es de los que más fuerte chuta.
Un 10...