La Argentina de Diego Armando Maradona se impuso en Marsella ante la
Francia subcampeona del mundo (0-2) gracias a dos tantos de Jonás
Rodríguez y Leo Messi que dan crédito al proyecto del "Diez"
albiceleste.
Serena en el juego, sólida en la defensa y
apoyándose en las genialidades de sus hombres, Argentina se impuso en
el estadio Velódromo que acabó coreando, al unísono, el nombre de
Messi. El barcelonista, que debutaba en la selección su primer
encuentro bajo las órdenes de Maradona, demostró que está dispuesto a
tomar la responsabilidad del equipo, como le demandó el técnico, y
acabó poniendo la guinda del partido con un soberbio tanto. Un cambio
de ritmo y dos regates le bastaron para quedarse solo en el área y
marcar. Era el segundo tanto, el que acabó por consagrar a Argentina en
Marsella y por coronar a un Messi que se llevó los "olés" de la grada.
El
partido comenzó raro y acabó desquiciado. El público había silbado al
seleccionador galo, Raymond Domenech, desde el principio y aplaudió
entusiasta a Maradona. Al final, cuando el marcador parecía inapelable,
los gritos de "Domenech dimisión" se codearon con los aplausos al juego
argentino.
Por Francia Yohan Gourcuff y Franck Ribéry pusieron
el juego acompañados por Thierry Henry y Nicolas Anelka, muy rápidos en
sus ataques. Mientras Argentina esperaba agazapada. Una jugada de Messi
al contragolpe al cuarto de hora fue su única aproximación a la meta
rival.
Francia se acercó más y Anelka dispuso de una buena
ocasión que obligó a lucirse a Carrizo cuando el reloj estaba a punto
de marcar la media hora de juego. El público francés despertó con esa
jugada a la que siguieron ocasiones de Henry y de Ribery en una clara
muestra de la superioridad francesa.
Argentina logró fogonazos
de calidad casi siempre surgidos de las botas de Messi. El tanto llegó
en una buena internada del "Kun" Agüero, que sorprendió a la zaga
francesa y se coló en el área, llegó a la línea de fondo y su centro
retrasado acabó en las botas de Jonás Gutiérrez que batió a Mandanda.
El jugador del Newcastle, que había avisado un minuto antes con un
disparo manso, consiguió así su primer gol internacional en su octava
aparición con la casaca albiceleste.
Justificó la elección de
Maradona, que prefirió dar la titularidad a Jonás en detrimento de la
experiencia de Carlos Tévez. Los argentinos acabaron la primera mitad
toreando a sus rivales, tocados por el tanto rival.
El partido
bajó en intensidad tras el descanso. Francia, que había dominado la
primera mitad, se lamía las heridas de un gol que apagó al público,
enfriado por el incesante viento de Mistral que congeló el Velódromo.
Domenech trató de inyectar fuerza a su equipo con la salida del joven
Karim Benzema, pero desde que el cambio fue anunciado el delantero
recibió un jarro de agua fría: una pitada del público que le reprochó
más su condición de lionés, rival eterno del Marsella, que su
militancia con la camiseta "bleu".
Francia se dejó llevar y
Domenech desapareció. Ni siquiera salió de su banquillo, en contraste
con un Maradona permanentemente al frente del timón y que incluso
recogía aplausos del público cuando el balón llegaba de rebote a sus
botas que conservan mucha de la magia que le elevaron a la condición de
mito. Faltaba el colofón, la genialidad de Messi que había planeado por
el estadio durante 80 minutos. Fiel a su cita, el menudo atacante
destapó el frasco de la esencia para culminar una victoria que da
crédito al proyecto de su ídolo Maradona.