Roberto Saviano vive en un infierno desde hace tres años, cuando la
Camorra (mafia napolitana) lo puso en su punto de mira a raíz de las
denuncias que el escritor recogió en su libro, mitad novela, mitad
ensayo, Gomorra. Amenazado de muerte, Saviano se mueve en medio de un
colosal despliegue policial: su sombra, allá donde va, es un escolta
puesto por el gobierno italiano, al que se suman media docena de
guardaespaldas locales y la policía de los lugares que visita. Ayer fue
entrevistado por Gemma Nierga en La ventana, y los estudios de la
barcelonesa calle Caspe fueron materialmente tomados por el dispositivo
de seguridad.
Pese a tamaño aparato de vigilancia, Saviano consigue de vez en
cuando darse algún lujo, dada su condición de perseguido. Lo hizo el
jueves, cuando vivió in situ el Barça-Mallorca de Copa (2-0) y conoció
en persona a Leo Messi, por quien ha expresado su admiración como
futbolista.
Por razones de seguridad, el Barça no informó de la visita de
Saviano a los medios de comunicación ni incluyó su nombre en la lista
de invitados al palco de honor.
Maradona.
"Barcelona parece una Nápoles ordenada. Somos primos por los
aspectos positivos y por los negativos. Adoro Cataluña gracias a
(George) Orwell, su Homenaje... me hizo enamorarme de esta tierra. Y
gracias a Leo Messi, el que más se parece a Maradona", había dicho
Saviano horas antes del partido, en una multitudinaria conferencia de
prensa que sirvió de prólogo a la entrega del V Premio Vázquez
Montalbán de periodismo.
El jueves, después de disfrutar con el partido, el escritor bajó a
las tripas del Camp Nou y pudo saludar a Messi y fotografiarse con él.
"Disfruto con él como lo hacía con Diego", comentó.