El Balón de Oro ha empezado el año 2010 como acabó el 2009. Leo
Messi sigue siendo el futbolista más desequilibrante de este Barça y,
después de que la suerte no le acompañara en la noche de Reyes en la
derrota copera contra el Sevilla pese a protagonizar las mejores
ocasiones azulgrana, anoche se reencontró con el gol y por partida
triple. El crack argentino suma ya 12 en la Liga 2009-10 y alcanzó en
lo alto del 'Pichichi' a David Villa, a cero en las últimas tres
jornadas. Computando todas las competiciones, Leo se destaca como
máximo artillero barcelonista con 19 tantos, sólo uno menos de los que
llevaba la pasada campaña a estas alturas, y acaricia los 100 desde que
Frank Rijkaard le dio la alternativa en Montjuïc el 16 de octubre de
2004. A sus 22 años, Messi ha celebrado ya 99 'dianas' con el Barça y
el miércoles quiere coronar en el Sánchez Pizjuán una cota mágica y
combinar su hito con la anhelada remontada del equipo contra el Sevilla.
Tras un arranque en que el Tenerife descubrió las lagunas de
concentración y actitud de la defensa visitante, la medular del líder
empezó a carburar y la adelantada zaga del conjunto de José Luis Oltra
propició que las ocasiones se sucedieran una tras otra en el área de
Sergio Aragoneses. Y ahí, Messi se movió como pez en el agua firmando
su tercer 'hat-trick' con el Barça. Los anteriores fueron en el 3-3
ante el Real Madrid en el Camp Nou en la Liga 2006-07 evitando la
derrota in extremis y en el 1-3 contra el Atlético en la ida de octavos
de final de la Copa del Rey 2008-09.
El delantero argentino, enrabietado después de que Miguel Ángel
Pérez Lasa secundara a los colegas que siguen sin defender el buen
fútbol permitiendo la excesiva dureza de los defensas, se marchó al
descanso con dos 'dianas' en el saco. Eso sí, fue Bojan Krkic quien
guisó los goles con su cambio de ritmo y velocidad y los sirvió en
bandeja de plata a Messi, que se estrenó con un preciso remate con la
zurda (0-1) y luego sentenció el triunfo (0-3) en la prolongación del
primer tiempo. Poco antes, de las botas de Leo nació el 0-2, obra de
Carles Puyol de cabeza tras una falta lateral magistralmente ejecutada
por el rosarino. Curiosamente, el capitán marcó en la misma portería
donde festejó su segundo tanto como profesional en la temporada 2001-02.
Lo mejor estaba por llegar. Cuando los seguidores chicharreros ya
habían pasado de soñar despiertos con sorprender al Barça en el tramo
inicial a relamerse con el juego de combinación del mejor equipo del
mundo tras ocho años sin ver fútbol de Primera, Messi dejó huella en
unas islas afortunadas por verle en acción. Quien compró su entrada
antes de Navidad agotando el papel dos semanas antes del partido se
llevó las manos a la cabeza con la excepcional vaselina del crack.
Recibió el balón de Bojan, asistente por tercera vez, y, sin pestañear,
acarició el cuero con el interior de su guante izquierdo colándolo en
la escuadra de Aragoneses. Obra de arte. Una más en la colección de
Messi, que se llevó el balón a casa como marca la tradición tras un
'hat-trick'. Sus compañeros se lo firmarán y, como ellos, sólo piensa
ya en el asalto al Pizjuán.